O presidente da Contraf-CUT e da UNI Américas Finanças, Carlos Cordeiro, concedeu nesta semana uma entrevista exclusiva em Montevidéu ao portal da Associação dos Empregados Bancários do Uruguai (AEBU) sobre a ação sindical no Brasil e a organização dos trabalhadores no continente. Ele foi ouvido durante a 8ª Reunião Conjunta das Redes Sindicais dos Bancos Internacionais.
O texto da reportagem é em espanhol. Confira:
Los sindicatos brasileños deben remontar un empinado «morro legal» para ejercer sus derechos, denunció Carlos Cordeiro, presidente de UNI Finanzas Américas. Aludió así a la existencia de normas que impiden, en momentos de conflictos, acercarse a menos de 300 metros a las sucursales bancarias para que los sindicalistas dialoguen con los trabajadores.
En entrevista con Portal AEBU, con ocasión de la Octava Reunión Conjunta de las Redes Sindicales de Bancos Internacionales, se refirió a la ola de despidos de bancarios en su país – que coincide con un período de altas ganancias de las instituciones – y a la precarización de los servicios financieros, prestados en miles de comercios minoristas.
CARLOS CORDEIRO – Los bancos brasileños están divulgando ganancias muy grandes. La crisis de Europa no afecta su rentabilidad, pero ellos se aprovechan de la crisis y están haciendo terrorismo con los trabajadores. Dicen que no puede haber aumento de salarios, pero vemos que no solamente tienen un aumento en sus ganancias, sino que también hay un aumento en los bonus de los ejecutivos de los bancos, que llegan a ganar más de 400 veces que un bancario.
Uno de los grandes problemas que tenemos hoy en Brasil son los trabajadores que están siendo despedidos por los bancos. Brasil tiene 160 bancos y los cinco o seis mayores representan el 30 % del mercado financiero brasileño. Tenemos dos grandes bancos estatales y cuatro grandes bancos privados. Esos bancos privados están despidiendo trabajadores: Itaú despidió más de 8000 trabajadores en Brasil por reducción de puestos de trabajo.
Itaú, HSBC, Santander y Bradesco lo están haciendo para reducir costos y aumentar sus beneficios y también están aumentando las tarifas bancarias. Frente a ello, la presidenta Dilma está haciendo una guerra pública contra los altos costos que cobran los bancos en Brasil, que son de los mayores del mundo.
PA – ¿Y los trabajadores cómo sobrellevan esta situación?
CC – Los sindicatos están haciendo un proceso de movilización. Ya hicimos dos paralizaciones generales en Itaú y en HSBC, y acabamos de venir de Curitiba, donde reunimos a 800 bancarios de más de 130 sindicatos bancarios de Brasil.
Brasil tiene unos 500.000 trabajadores bancarios. Ahora aprobamos una pauta para entregar el 1 de agosto a todo el sector bancario y vamos a iniciar un proceso para renovar nuestra convención colectiva de trabajo.
Ante esta situación tenemos que tomar una postura muy fuerte para dar una respuesta. No solo estamos preocupados por cuestiones de empleo y salario, sino también por las condiciones de trabajo. Más de 1200 bancarios por mes sufren presión para las ventas de productos y la aplicación de metas abusivas. Hay bancarios que incluso se están suicidando por estas presiones.
Por otra parte, infelizmente, en 2011 49 personas fueron asesinadas como fruto de la inseguridad en los bancos brasileños. Y en la mitad de este año 27 personas fueron asesinadas en las agencias bancarias: clientes, vigilantes y bancarios.
PA – Es decir que se está ahorrando mucho dinero en seguridad.
CC – Los bancos gastan mucho dinero en propaganda, cuando se podría invertir ese dinero en seguridad, más preparación para los trabajadores o más remuneraciones. Pero el poco dinero que gastan en seguridad lo usan donde están los grandes ejecutivos y no donde están los bancarios o la población.
PA – ¿Cuál es la realidad a nivel de Latinoamérica?
CC – No es muy diferente. Pero en especial la realidad de Paraguay nos parece muy preocupante. Los bancos brasileños que actúan en Paraguay no tienen respeto por los contratos colectivos o la negociación colectiva. Eso nos preocupa mucho. Los bancos como HSBC, Itaú o el Banco do Brasil tienen prácticas de exigencia muy fuertes para la venta de productos, de presiones para el cumplimiento de metas. También la cuestión de la tercerización se viene acentuando en América Latina.
Estamos muy preocupados por la bancarización, porque nos imaginamos que un banco es una concesión pública y todo ciudadano tiene derecho a tener una cuenta en un banco. Pero la gente ve que se está creando un modelo en el que hay bancos para ricos, bancos para la clase media y una precarización de la atención a la población de bajos recursos y de los trabajadores que pasan a atender a esos clientes.
PA – Porque se dan préstamos en una farmacia, por ejemplo.
CC – Ya se implementó con los correos, supermercados, casas de juego. Brasil tiene 2000 municipios que no tienen ni una agencia bancaria. Entonces se hace bancarización a través de supermercados, pastelerías, farmacias. Pero es una precarización, porque esos trabajadores ganan un 25 % de lo que gana un trabajador bancario. Los bancos están intentando reducir costos a través de la precarización del trabajo y de la atención.
PA – ¿Y qué consecuencias están viendo los países latinoamericanos de la crisis europea?
CC – La crisis europea para mí no llegó todavía aquí, a nuestros países. Es una crisis que crea dos sistemas financieros y nos coloca en la responsabilidad de pensar en el Banco del Sur, en la Unasur (Unión de Naciones Sudamericanas) y el Mercosur, y de reunirnos con los sindicatos de América Latina para pensar en la regulación del sistema financiero.
En esta reunión de Montevideo nos debemos un buen debate sobre el Banco del Sur, la Unasur y el Mercosur. Y está claro para UNI y para los sindicatos bancarios de UNI, la necesidad de contar con una regulación del sistema financiero, para que la crisis que está instalada en Europa y Estados Unidos no llegue aquí. En 2008 la crisis de las hipotecas subprime solo afectó un poco el PIB en Brasil, pero este año el PIB va a crecer un 2 %.
PA – En esta conferencia sí se habló del tema del Mercosur y de Unasur. Digamos que la integración se ve como una necesidad desde el punto de vista de los trabajadores bancarios.
CC – Quedó claro que hay un diálogo y una integración de parte de los gobiernos, pero es importante una coordinación entre los sindicatos. La Coordinadora de Centrales Sindicales del Cono Sur todavía no está articulada internamente para discutir estas cosas. Pero quedó claro en este debate de Uruguay que tenemos que participar en la discusión junto a los gobiernos, porque los trabajadores y la sociedad están excluidos de ese proceso.
Esta reunión de aquí fue muy importante para darnos cuenta de que no estamos articulados, y también de que es necesario estar movilizados. Por eso estamos haciendo un documento para los gobiernos y los ministros de finanzas de cada país, para poder hacer una reunión con sindicatos locales, para que el diálogo social pueda tener lugar.
PA – ¿Se va conforme de la Octava Reunión?
CC – Sí. Este documento será aprobado y allí se expresa la importancia de la integración y del uso de los recursos públicos. Queremos que no solo se hable del desarrollo económico sino también de mejores empleos. La gente ve que la economía de América Latina crece, pero no se reducen las desigualdades.
Brasil es el sexto país en riqueza en todo el mundo medido en PBI, pero el décimo en distribución de riqueza. Esto será posible con la intervención de los bancos, que necesitan ofertar crédito para la generación de mejores empleos y proyectos.
PA – ¿Cómo hacen frente en este momento los trabajadores a la persecución sindical?
CC – Tenemos medidas jurídicas que impiden a los trabajadores movilizarse. En Brasil ya se ha usado en conflictos agrarios y los bancos adoptaron ese instrumento. Esto produce, por ejemplo, que en un momento de negociación colectiva se impida que los sindicalistas puedan llegar a 300 metros de una agencia bancaria. En la práctica se trata de que los sindicalistas no pueden dialogar con los trabajadores sobre el proceso de negociación. Es una limitación que fue denunciada incluso ante OIT.
Y ahora estamos teniendo un problema gravísimo con el HSBC, que contrató una empresa para investigar a 170 trabajadores de Brasil. Se hacían pasar por vendedores y llamaban a la puerta de esos trabajadores, fotografiaban su rutina, lo que estaban comiendo, lo que vestían, las bebidas que tomaban. Investigaban a sus familiares y su situación financiera, si tenían alguna empresa. Hubo una violación del secreto bancario y no solo del HSBC, porque también había otros bancos que hacían lo mismo. Pero hubo una denuncia anónima que llegó a Contraf (Confederación Nacional de Trabajadores del Ramo Financiero) y nosotros ya denunciamos ante el gobierno brasilero esa práctica. No es la primera vez que ocurre, porque en 1999 el HSBC espió los teléfonos de los dirigentes sindicales.
Estamos muy preocupados por estas prácticas contra los dirigentes sindicales, de no permitir que puedan dialogar con los trabajadores, prácticas de contratación de empresas. Estamos denunciando todos los casos a la OIT y a los gobiernos responsables en la región.
Esto también pasa en Paraguay, y estamos preocupados por la situación en México, donde hay contratos de protección que los falsos sindicatos hacen con las empresas. Es un atentado a la organización sindical. Estamos muy preocupados con lo que pasa en Colombia, aunque ahora tienen un poco más de diálogo, ahora que UNI se contactó con el vicepresidente de la República. Pero la gente sabe que los sindicalistas están siendo asesinados y perseguidos. Creemos que no solo las empresas tienen responsabilidad en este proceso sino también los gobiernos.
Fonte: AEBU – Uruguai